Gli amanti dell'opera

Gli amanti dell'opera

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Lohengrin (King, Janowitz, Stewart, Jones, Ridderbusch, Kubelik; Chor & Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks)


 


Hoy se cumplen ocho años de la lamentable muerte del gran James King y la ocasión amerita recordarlo con una de sus mas bellas grabaciones: su Lohengrin.
Un cantante de gran carisma que cosechó mucho éxito en el repertorio alemán, destacándose sobretodo en Wagner y Strauss y los teatros de mayor renombre como la Opera de Viena y Berlín y ganándose a los asiduos visitantes del Festival de Bayreuth como el Sigmund favorito a mediados de los 60´s y 70´s.
Sus registros de Wagner se encuentran entre los mas aclamados y no es para menos pues él siendo Norteamericano es puramente identificado como autentico Heldentenor y el Lohengrin que personalmente mas amo, sin duda. Un grande.




Lohengrin guarda un lugar especial en mi sentir, su música (de una belleza indescriptible) te transforma por su espiritualidad y te lleva a lugares insospechables.
Desde ese empíreo preludio que emana una fuerza sobrenatural, nos deposita tiernamente en una sensación de arrobo, pasando por el tenso segundo acto con el monumental dúo entre Elsa y Ortrud; la primera con su castidad y pureza, la segunda, llena de odio y maldad (Wagner logra una comunión espléndida al escribir este dueto entre una princesa y una hechicera, reproduciendo una escena de magnitudes mágicas)
La ópera culmina con un tercer acto de una luminosidad que rebasa todo arte escrito por Wagner hasta entonces, plagado de una nitidez angelical. (Incluyendo la exquisita y sensual partitura de Tannhaüser)

Personalmente, en momentos de flaqueza siempre recurro a esta ópera y cada vez que la escucho jamás me deja de sorprender, guardando algo nuevo en todas y cada una de las veces que mi mente, alma y espíritu se dejó envolver por el encantamiento de su armonía; disfruto mucho el primer contacto de Lohengrin con Elsa, pareciera que todo alrededor se detiene, acunándonos con esa música que flota y te lleva hasta las lágrimas, (el candor que desprenden estos personajes es de una paz inquebrantable) cuando dice la frase "das ich dein Gatte sei" uno queda... conmovido.
Luego tenemos esos coros angelicales que culminan el acto preguntándose qué es lo que acaban de presenciar, si es real o un hechizo pero sabiendo que fue algo sublime; una escena de hermosa ternura.


La grabación:

A James King (pienso yo) le va muy bien el papel de este Caballero del Cisne, siento que lo canta con gran sentimiento, doloso, sollozante, manteniendo la linea expresiva en bella forma sin caer en amaneramientos; también irradiando (de forma muy íntima) una pasión propia, como ya mencioné, de un Heldentenor. (Es el suyo el Lohengrin que me transmite mas sentimientos por encima de cualquier otro)
La celestial Elsa de Gundula Janowitz hace que quedes hechizado para siempre por ese canto etéreo de una belleza cristalina, prodigando unos agudos acogedores, satinados, dotados de una castidad inmaculada. Uno no puede mas que enamorarse del bello timbre de su voz; también dotando a su personaje de la técnica y musicalidad que siempre dominó la alemana.
Gran elección la de Karl Ridderbusch para interpretar al Rey Enrique, al conservar grandes dotes de sensibilidad melódica. 
La Ortrud de Jones (siempre criticada) me gusta lo acepto; es cierto que canta con una agresividad algo innecesaria, pero tomando en cuenta el carácter de sus rol, le queda bien; ¡¡¡no es Christa Ludwig claro!!! pero a mi parecer la encuentro tan osada y por consiguiente bastante malvada (recalcando que su tesitura es de soprano) cuando nombra por primera vez a Elsa en le segundo acto se le oye tan ardosa... y esa bravura con la que ataca hacia el final de la ópera es tremenda (a mi juicio) Por supuesto no es la Ortrud del que uno se apasione pero deja una interpretación, digamos, diferente.
A la par, Stewart demuestra gran poderío y dramatismo en su igualmente frenético Telramund, lleno de vehemencia, transmitiendo una viveza de marcado expresionismo.

El Wagner de Kubelik siempre ha sido de gran talante (sólo escuchar sus Maestros Cantores, uno lo comprende) y en el Lohengrin muestra una lectura de las mas finas y elevadas, manejando también gran tersura el los coros.

Aquí los sueños se transfiguran (como su protagonista) en esta que es, a mi parecer, la mas bella de sus óperas románticas.

Richard Wagner "Lohengrin"

König Heinrich: Karl Ridderbusch
Lohengrin: James King
Elsa: Gundula Janowitz
Fiedrich von Telramund: Thomas Stewart
Ortrud: Gwyneth Jones
Der Heerufer: Gerd Nienstedt

Rafael Kubelik; Chor & Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks

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domingo, 10 de noviembre de 2013

Der Rosenkavalier (Tomowa-Sintow, Baltsa, Perry, Moll, Karajan; Wiener Philharmoniker)


Después de componer dos óperas donde la violencia, la barbarie y el mas inhumano trato que le da a sus personajes nos muestra lo brutal de éstos (Salomé y Elektra) Strauss escribe esta que es un verdadero canto a la belleza.
Lo que antes fue oscuridad y tinieblas, aquí se convierte en una obra llena de claridad, brillantez y el mas divino sentido de amor natural; una música que nos devuelve a la Viena del siglo XVIII, la época de Mozart, mirando hacia ella con hermosa nostalgia.
De nuevo con libreto de Hugo von Hofmannsthal, (esta vez original y bastante largo, en promedio tres horas de música) aquí se dan lugar las claras similitudes con la ópera cómica del 1700; enredos, situaciones jocosas, el ver la vida de forma despreocupada pero con profundo sentimentalismo y siempre aflorando esa bella candidez de la cual beben sus personajes.
Tenemos en la Mariscala (ciertamente un muy demandante rol para el repertorio de soprano) una mujer que ve cómo pasan sus días de gloria aceptando su inminente destino; Octavian, un jovenzuelo al que su ebulliciente sexualidad le dice que ame y se entregue a las pasiones que ésta le brinda, encontrando en Sophie, muchacha igualmente deseosa de amor, su ideal autentico.

El Caballero de la Rosa también supuso una ruptura o un distanciamiento de sus entonces mas "fieles" seguidores (los mas vanguardistas de sus círculos alemanes) desconcertándolos pues tras aquel par de óperas agresivas a Strauss le habían concedido fama de un compositor rebelde y transgresor, y que evidentemente sus ahora detractores no estaban preparados para una comedia, pero con todo este revuelo la ópera fue un éxito ya desde su estreno en enero de 1911 en Dresde.


El Registro:

La grabación, si bien no es de los Caballeros mas atractivos, sí tiene sus momentos en los cuales encontramos una buena lectura por parte de sus interpretes.
La Mariscala de Tomowa-Sintow se deja sentir, es un canto grato sin evidentes rastros de aburrimiento y con prudentes dotes del virtuosismo con el cual su personaje logra enamorarnos. 
Encuentro en el Octavian de Agnes Baltsa una muy buena interpretación, la veo como una Christa Ludwig (otro Octavian legendario) que todo lo que canta lo hace de maravilla resaltando ese tono de Mezzo al que escucho muy cariñoso; igualmente Janet Perry plasma en su Sophie un canto que es pura dulzura y gracia encantadora.
Kurt Moll es un gran Barón, transmitiendo fielmente el aspecto cómico y burdo de aquel.

Se critica este registro por ser una grabación del director y no de los cantantes, sea esto cierto o no aquí Karajan a mi parecer está genial, con sus ya acostumbrados ataques estridentes que venía acarreando desde la década pasada (este Caballero data de 1982) no siendo éstos un punto negativo en ningún instante sino mas bien un atractivo sonoro que va de la mano con el carácter sinfónico predominante de la partitura y siendo el mismo director un hombre que dejó grandes tomas en este género.
La Filarmónica de Viena siempre es un lujo al entregarnos un Strauss y en este Rosenkavalier logra exprimirle toda la exquisitez de tan hermosa obra.

Richard Strauss "Der Rosenkavalier"

Marschallin: Anna Tomowa-Sintow
Octavian: Agnes Baltsa
Sophie: Janet Perry
Baron Ochs: Kurt Moll
Faninal: Gottfried Hornik
Annina: Helga Müler Molinari
Un cantante: Vinson Cole

Herbert von Karajan; Wiener Philharmoniker

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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Idomeneo (Araiza, Hendricks, Mentzer, Alexander, Sir Colin Davies; Chor und Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks)


Fue Idomeneo la primera ópera (en general) de la cual me enamoré por completo. Su dramatismo, la fuerza sentimental, el tratar un tema mitológico, y una música por demás perfecta hicieron que yo resguardara esta ópera como bien mas preciado y me adentrara en el mundo de este bello arte.
Mozart tenia veinticinco años cuando la estrenó (1781) figurando como la primera de sus grandes óperas e iniciando un tipo de drama serio mucho mas profundo ( si bien ya antes había incursionado en este género con Mitridate y Lucio Silla) pero que no volveríamos a ver, sino hasta diez años después, con la composición de La Clemenza di Tito.
Siguiendo la tradicional ópera seria de sus contemporáneos y el mas estricto estilo musical del siglo, en ella encontramos un lenguaje mas dramático, colmado de una fuerza y manejo orquestal exultante, que sentaría las bases para obras mas  vistosas, como la siguiente (El Rapto en el Serrallo) o mas maduras (Don Giovanni)
Pero es indiscutible que Idomeneo es una autentica Obra Maestra; arias con mucha ornamentación, coros alucinantes (como el que tiene lugar al momento en que Idomeneo confiesa que Idamente, su hijo, es la víctima y a quien dará en sacrificio a Neptuno por perdonarle la vida; a mi parecer, los mejores pasajes corales que escribió Mozart se encuentra en esta ópera) 
Otro aspecto destacable son los Recitativos, donde gran parte de la continuidad dramática se plasma en éstos, demostrándonos el genuino sentir de sus personajes; una Ilia (princesa Troyana, hija de Príamo) que llora un amor al que no sabe si querer mostrar; el valeroso Idamante, desdichado hijo en quien recaen las desgracias del padre; la feroz Elettra (princesa griega) con su carácter colérico y explosivo (la música que escribió Mozart para este personaje es de la mas frenética, verdaderas arias de locura y desesperación, como la brava "D´Oreste d´Aiace") y el rol protagónico, Idomeneo, Rey de Creta, al que sus errores le cuestan la vida de su hijo (recordar que en el mito es desterrado por su fatal promesa, mas en la ópera, Mozart, de la mano de Giambattista Varesco (autor del libreto) la culminan omitiendo el trágico final. 
La mejor de las óperas dramáticas del siglo XVIII.

Ya desde la monumental obertura escuchamos la tempestad predominante de la obra; los pesados e incesantes golpes del timbal a lo largo de ésta anuncian el amenazante fragor del mar, el ataque de las cuerdas, acechan punzantes, inquietantes; luego, la calma, festivas notas asentan el revuelo de tan tumultuosos momentos para dar paso a la apertura del telón: Ilia se cree desgraciada, ha sido privada de su padre y hermanos y piensa que Idamante, a quien ama, anhela a Elettra; su canto de dolor "Padre, germani, addio" revela un alma ultrajada, que no puede evitar amar a un griego, hijo de la patria que le quitó a los suyos.
Llega Idamante anunciando que Minerva ha salvado a su padre de la furia de los dioses, pero Ilia lamenta al suyo y pide al guerrero que vea por él, entonces éste clama el perdón culpando a las deidades por la desaparición del padre de la princesa y dispuesto a morir por una error que no cometió.
El alegre coro "Godiam la pace" anuncia la clemencia de los dioses, mas Arbace, sollozante, cree a Idomeneo muerto por la fuerza de Neptuno, Idamante corre hacia la costa desesperado; Elettra, al escuchar la noticia la inunda una furia desmedida pues Idamante sucederá el trono y ve a Ilia como la futura reina de Creta, cantando su aria de odio "Tutte nel cor vi sento"
En las playas se divisa una gran tormenta y los restos del naufragio; un poderoso coro pide a los dioses misericordia "Pietá!, Numi! pietá!" Neptuno cesa el temporal e Idomeneo llega a tierra firme, observando, solo, a su alrededor, paz y calma pero turbado al remembrar el fatídico juramento y recordar el alma del desventurado.
Enseguida tenemos esa dramática escena cuando ve al muchacho, víctima de la promesa que dio al dios del mar, la cual profiere que la primera persona que viera al llegar a salvo a las costas de Creta, iba dar en sacrificio por ser perdonado, y resultando ser... su propio hijo.
Al reconocerle maldice a los dioses y se retira con culpa y el corazón desgarrado, evitándolo en todo momento, Idamente, absorto ante tal recibimiento, queda inmerso en un gran dolor.
Una marcha sirve de escenario donde desembarcan las tropas que acompañaron a Idomeneo en tan cruentas batallas, dando paso a un jubiloso coro que exalta y honra a Neptuno "Nettuno s´onori" dando gracias al dios por nueva vida que les otorga, culminando así el primer acto de esta ópera cuya música pareciera fue concebida en los cielos.


La grabación:

Siendo el primer Idomeneo que escuché no podría hablar de otro registro que no fuera el de Sir Colin Davis, llevando los mandos del Coro y Orquesta Sinfónica de la radio de Baviera y que corresponde a la edición integral que lanzaría la Philips de la obra de Mozart.
Araiza representa al protagonista de forma triunfal, se puede sentir su poder y autoridad, y expone una actitud la cual hace que creas cada frase que sale de su ser; a la par demuestra gran sentimentalismo y amor incondicional (como en el bello Terzetto del segundo acto) y un manejo del virtuosismo perfecto al abordar su muy demandante aria "Fuor del Mar" 
También escuchamos su ya acostumbrada técnica suave y tersa donde recae lo mas sensible de su interpretación.
Al Idamante de Susanne Mentzer se le oye el esmero del cual se sirve para atender el carácter de aquél: un hijo rendido al amor y al dolor.
La Ilia de Hendricks es pura y entrada su intervención damos cuenta de ello; un canto dulce de manejo, y venturoso en fragilidad; contrariamente, Roberta Alexander marca a su Elettra con bastante histrionismo y persona; no la encuentro forzada sino segura en un personaje que es pura expresión y ferocidad.

La dirección de Davis en Mozart siempre la he encontrado con buen instinto, ni falta de furor, moderada, y sin caer en arrojos excesivos que deformen una grabación, siendo ésta un claro ejemplo de ello.

Wolfgang Amadeus Mozart "Idomeneo"

Idomeneo: Francisco Araiza
Idamante: Susanne Mentzer
Ilia: Barbara Hendricks
Elettra: Roberta Alexander
Arbace: Uwe Heilmann
Gran Sacerdote: Werner Hollweg
La Voce: Harry Peeters

Sir Colin Davies; Chor und Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks

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viernes, 1 de noviembre de 2013

Tannhäuser (Windgassen, Nilsson, Fischer-Dieskau, Adam, Gerdes; Chor & Orchester der Deutschen Oper Berlín)


Recuerdo la primera vez que escuché Tannhäuser, (aún sin conocer la trama ni el resto de los personajes lo acepto) su música me atrapó desde el comienzo, me pareció de una belleza que jugaba con los deseos de uno y encerraba algo de fino erotismo; al conocer y saber que la Diosa Venus se encontraba en esta ópera, lo entendí enseguida.
Fue esta precisamente, la versión de Dresde, mi primer contacto con ella; en la obertura encontré un lenguaje musical totalmente nuevo y floreciente para mí, como si dentro de ésta se encontrase una pequeña ópera encerrada, me pareció fascinante; aún no conocía el Leitmotiv y la llamada Melodía infinita pero produjo en mí una sensación realmente bella.
Y mas allá de la sensualidad y el amor pagano o carnal que se muestra en la obra (claro, es un tema muy atractivo que te sugiere el placer divino y eterno) los personajes y la historia dan para más.

El debate en el que cae Tannhäuser al verse indeciso a cuál mundo quiere pertenecer, el del amor mas puro y espiritual al lado de Elisabeth, y donde se encuentra la devoción reinante del Cristianismo o el lujurioso y placentero con Venus, haciendo que el hombre se arroje a su perdición, sin en realidad sentirse del todo cómodo con uno o el otro.
También tenemos ese famoso torneo de canto que se celebraba en épocas medievales teniendo como escenario el imponente Wartburg castillo de los Landgraves, trovadores de moral y virtudes religiosas, cuyo fin era exaltar el amor sacro (Mencionando que el título completo de la ópera es "Tannhäuser und der Sängerkrieg auf Wartburg" Tannhäuser y el torneo de los Cantores del Wartburg al cual Wagner modificó tras en primera instancia nombrarla con el sugerente "Venusberg" o Monte de Venus)
Y el ya dominante tema de la obra y pensar Wagneriano; el del sacrificio y/o redención por el amor, con el cual Elisabeth y el pecador (Tannhäuser), de forma claramente simbólica,  ponen fin a su existir.

El resultado es una ópera de argumento ligeramente confuso, no muy esclarecedor, pero teniendo una partitura de una riqueza melódica increíble.


La grabación:

Con un elenco como el plasmado aquí, referencias claras del canto Wagneriano de la posguerra, uno podría pensar que este Tannhäuser es una autentica maravilla la cual vale su peso en oro, o esperar la mas atractiva y perfecta interpretación/ejecución por parte de sus protagonistas, sin embargo, tristemente, no es así.
Pero no siendo tan severos, este registro cuenta con sus puntos evidentes de clara belleza.
Dietrich Fischer-Dieskau hizo de Wolfram un personaje al que le sacaba todas sus dotes de expresividad y cualidades que Wagner escribió para éste; aquí nos lega una interpretación que la encuentro apasionada, cordial, la cual convence por su refinada (y muy elegante) postura, dotando a su trovador con las mas bellas características que uno le busque.
El abordar ambos papeles femeninos por parte de la Nilsson pareciera una tarea algo complicada y un tanto cansada al pasar de un estado del mas intenso erotismo a la castidad mas pura, pero gratamente la elección funciona hasta cierto punto, aunque claro, el escuchar la misma voz en Venus y Elisabeth nos deja deseando algo mas, sin embargo como siempre su interpretación jamás defrauda (¡es Birgit Nilsson por dios!)
Theo Adam plasma en su Hermann buenas reminiscencias de aquel canto cuidado y señorial que uno espera encontrar en su personaje, desplegando, sobriamente, cualidades que se agradecen.
Es el rol protagónico una de las debilidades notorias; Windgassen ya en un declive interpretativo ineludible reflejando en su Tannhäuser un cantante que no sorprende del todo, falto de emociones pero con la suficiente audacia con la cual logra adaptarse, saliendo ¿triunfante? de la empresa.
Otro punto negro el la dirección de Otto Gerdes; teniendo a su disposición una de las orquestas de mayor renombre no logra efectuar, y por consiguiente, exponer una lectura digna de aplaudirse, careciendo de ese arrojo y realce a la que te invita la partitura.

Para resumir, mas que atractivo, con sus altas y bajas, parece ser este un Tannhäuser... interesante.

Richard Wagner "Tannhäuser"

Hermann: Theo Adam
Tannhäuser: Wolfgang Windgassen
Elisabeth: Birgit Nilsson
Venus: Birgit Nilsson
Wolfram von Eschenbach: Dietrich Fischer-Dieskau
Walther von der Vogelweide: Horst R. Laubenthal
Biterolf: Klaus Hirte
Heinrich der Schreiber: Friedrich Lenz
Reinmar von Sweter: Hans Sotin
Ein junger Hirte: Caterina Alda

Otto Gerdes: Chor und Orchester der Deutschen Oper Berlin

CD I  CD II  CD III Scans y Libreto