Hoy se cumplen ocho años de la lamentable muerte del gran James King y la ocasión amerita recordarlo con una de sus mas bellas grabaciones: su Lohengrin.
Un cantante de gran carisma que cosechó mucho éxito en el repertorio alemán, destacándose sobretodo en Wagner y Strauss y los teatros de mayor renombre como la Opera de Viena y Berlín y ganándose a los asiduos visitantes del Festival de Bayreuth como el Sigmund favorito a mediados de los 60´s y 70´s.
Sus registros de Wagner se encuentran entre los mas aclamados y no es para menos pues él siendo Norteamericano es puramente identificado como autentico Heldentenor y el Lohengrin que personalmente mas amo, sin duda. Un grande.
Desde ese empíreo preludio que emana una fuerza sobrenatural, nos deposita tiernamente en una sensación de arrobo, pasando por el tenso segundo acto con el monumental dúo entre Elsa y Ortrud; la primera con su castidad y pureza, la segunda, llena de odio y maldad (Wagner logra una comunión espléndida al escribir este dueto entre una princesa y una hechicera, reproduciendo una escena de magnitudes mágicas)
La ópera culmina con un tercer acto de una luminosidad que rebasa todo arte escrito por Wagner hasta entonces, plagado de una nitidez angelical. (Incluyendo la exquisita y sensual partitura de Tannhaüser)
Personalmente, en momentos de flaqueza siempre recurro a esta ópera y cada vez que la escucho jamás me deja de sorprender, guardando algo nuevo en todas y cada una de las veces que mi mente, alma y espíritu se dejó envolver por el encantamiento de su armonía; disfruto mucho el primer contacto de Lohengrin con Elsa, pareciera que todo alrededor se detiene, acunándonos con esa música que flota y te lleva hasta las lágrimas, (el candor que desprenden estos personajes es de una paz inquebrantable) cuando dice la frase "das ich dein Gatte sei" uno queda... conmovido.
Luego tenemos esos coros angelicales que culminan el acto preguntándose qué es lo que acaban de presenciar, si es real o un hechizo pero sabiendo que fue algo sublime; una escena de hermosa ternura.
La grabación:
La celestial Elsa de Gundula Janowitz hace que quedes hechizado para siempre por ese canto etéreo de una belleza cristalina, prodigando unos agudos acogedores, satinados, dotados de una castidad inmaculada. Uno no puede mas que enamorarse del bello timbre de su voz; también dotando a su personaje de la técnica y musicalidad que siempre dominó la alemana.
Gran elección la de Karl Ridderbusch para interpretar al Rey Enrique, al conservar grandes dotes de sensibilidad melódica.
La Ortrud de Jones (siempre criticada) me gusta lo acepto; es cierto que canta con una agresividad algo innecesaria, pero tomando en cuenta el carácter de sus rol, le queda bien; ¡¡¡no es Christa Ludwig claro!!! pero a mi parecer la encuentro tan osada y por consiguiente bastante malvada (recalcando que su tesitura es de soprano) cuando nombra por primera vez a Elsa en le segundo acto se le oye tan ardosa... y esa bravura con la que ataca hacia el final de la ópera es tremenda (a mi juicio) Por supuesto no es la Ortrud del que uno se apasione pero deja una interpretación, digamos, diferente.
A la par, Stewart demuestra gran poderío y dramatismo en su igualmente frenético Telramund, lleno de vehemencia, transmitiendo una viveza de marcado expresionismo.
El Wagner de Kubelik siempre ha sido de gran talante (sólo escuchar sus Maestros Cantores, uno lo comprende) y en el Lohengrin muestra una lectura de las mas finas y elevadas, manejando también gran tersura el los coros.
Aquí los sueños se transfiguran (como su protagonista) en esta que es, a mi parecer, la mas bella de sus óperas románticas.
Richard Wagner "Lohengrin"
König Heinrich: Karl Ridderbusch
Lohengrin: James King
Elsa: Gundula Janowitz
Fiedrich von Telramund: Thomas Stewart
Ortrud: Gwyneth Jones
Der Heerufer: Gerd Nienstedt
Rafael Kubelik; Chor & Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks
CD I CD II CD III