Gli amanti dell'opera

Gli amanti dell'opera

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Idomeneo (Araiza, Hendricks, Mentzer, Alexander, Sir Colin Davies; Chor und Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks)


Fue Idomeneo la primera ópera (en general) de la cual me enamoré por completo. Su dramatismo, la fuerza sentimental, el tratar un tema mitológico, y una música por demás perfecta hicieron que yo resguardara esta ópera como bien mas preciado y me adentrara en el mundo de este bello arte.
Mozart tenia veinticinco años cuando la estrenó (1781) figurando como la primera de sus grandes óperas e iniciando un tipo de drama serio mucho mas profundo ( si bien ya antes había incursionado en este género con Mitridate y Lucio Silla) pero que no volveríamos a ver, sino hasta diez años después, con la composición de La Clemenza di Tito.
Siguiendo la tradicional ópera seria de sus contemporáneos y el mas estricto estilo musical del siglo, en ella encontramos un lenguaje mas dramático, colmado de una fuerza y manejo orquestal exultante, que sentaría las bases para obras mas  vistosas, como la siguiente (El Rapto en el Serrallo) o mas maduras (Don Giovanni)
Pero es indiscutible que Idomeneo es una autentica Obra Maestra; arias con mucha ornamentación, coros alucinantes (como el que tiene lugar al momento en que Idomeneo confiesa que Idamente, su hijo, es la víctima y a quien dará en sacrificio a Neptuno por perdonarle la vida; a mi parecer, los mejores pasajes corales que escribió Mozart se encuentra en esta ópera) 
Otro aspecto destacable son los Recitativos, donde gran parte de la continuidad dramática se plasma en éstos, demostrándonos el genuino sentir de sus personajes; una Ilia (princesa Troyana, hija de Príamo) que llora un amor al que no sabe si querer mostrar; el valeroso Idamante, desdichado hijo en quien recaen las desgracias del padre; la feroz Elettra (princesa griega) con su carácter colérico y explosivo (la música que escribió Mozart para este personaje es de la mas frenética, verdaderas arias de locura y desesperación, como la brava "D´Oreste d´Aiace") y el rol protagónico, Idomeneo, Rey de Creta, al que sus errores le cuestan la vida de su hijo (recordar que en el mito es desterrado por su fatal promesa, mas en la ópera, Mozart, de la mano de Giambattista Varesco (autor del libreto) la culminan omitiendo el trágico final. 
La mejor de las óperas dramáticas del siglo XVIII.

Ya desde la monumental obertura escuchamos la tempestad predominante de la obra; los pesados e incesantes golpes del timbal a lo largo de ésta anuncian el amenazante fragor del mar, el ataque de las cuerdas, acechan punzantes, inquietantes; luego, la calma, festivas notas asentan el revuelo de tan tumultuosos momentos para dar paso a la apertura del telón: Ilia se cree desgraciada, ha sido privada de su padre y hermanos y piensa que Idamante, a quien ama, anhela a Elettra; su canto de dolor "Padre, germani, addio" revela un alma ultrajada, que no puede evitar amar a un griego, hijo de la patria que le quitó a los suyos.
Llega Idamante anunciando que Minerva ha salvado a su padre de la furia de los dioses, pero Ilia lamenta al suyo y pide al guerrero que vea por él, entonces éste clama el perdón culpando a las deidades por la desaparición del padre de la princesa y dispuesto a morir por una error que no cometió.
El alegre coro "Godiam la pace" anuncia la clemencia de los dioses, mas Arbace, sollozante, cree a Idomeneo muerto por la fuerza de Neptuno, Idamante corre hacia la costa desesperado; Elettra, al escuchar la noticia la inunda una furia desmedida pues Idamante sucederá el trono y ve a Ilia como la futura reina de Creta, cantando su aria de odio "Tutte nel cor vi sento"
En las playas se divisa una gran tormenta y los restos del naufragio; un poderoso coro pide a los dioses misericordia "Pietá!, Numi! pietá!" Neptuno cesa el temporal e Idomeneo llega a tierra firme, observando, solo, a su alrededor, paz y calma pero turbado al remembrar el fatídico juramento y recordar el alma del desventurado.
Enseguida tenemos esa dramática escena cuando ve al muchacho, víctima de la promesa que dio al dios del mar, la cual profiere que la primera persona que viera al llegar a salvo a las costas de Creta, iba dar en sacrificio por ser perdonado, y resultando ser... su propio hijo.
Al reconocerle maldice a los dioses y se retira con culpa y el corazón desgarrado, evitándolo en todo momento, Idamente, absorto ante tal recibimiento, queda inmerso en un gran dolor.
Una marcha sirve de escenario donde desembarcan las tropas que acompañaron a Idomeneo en tan cruentas batallas, dando paso a un jubiloso coro que exalta y honra a Neptuno "Nettuno s´onori" dando gracias al dios por nueva vida que les otorga, culminando así el primer acto de esta ópera cuya música pareciera fue concebida en los cielos.


La grabación:

Siendo el primer Idomeneo que escuché no podría hablar de otro registro que no fuera el de Sir Colin Davis, llevando los mandos del Coro y Orquesta Sinfónica de la radio de Baviera y que corresponde a la edición integral que lanzaría la Philips de la obra de Mozart.
Araiza representa al protagonista de forma triunfal, se puede sentir su poder y autoridad, y expone una actitud la cual hace que creas cada frase que sale de su ser; a la par demuestra gran sentimentalismo y amor incondicional (como en el bello Terzetto del segundo acto) y un manejo del virtuosismo perfecto al abordar su muy demandante aria "Fuor del Mar" 
También escuchamos su ya acostumbrada técnica suave y tersa donde recae lo mas sensible de su interpretación.
Al Idamante de Susanne Mentzer se le oye el esmero del cual se sirve para atender el carácter de aquél: un hijo rendido al amor y al dolor.
La Ilia de Hendricks es pura y entrada su intervención damos cuenta de ello; un canto dulce de manejo, y venturoso en fragilidad; contrariamente, Roberta Alexander marca a su Elettra con bastante histrionismo y persona; no la encuentro forzada sino segura en un personaje que es pura expresión y ferocidad.

La dirección de Davis en Mozart siempre la he encontrado con buen instinto, ni falta de furor, moderada, y sin caer en arrojos excesivos que deformen una grabación, siendo ésta un claro ejemplo de ello.

Wolfgang Amadeus Mozart "Idomeneo"

Idomeneo: Francisco Araiza
Idamante: Susanne Mentzer
Ilia: Barbara Hendricks
Elettra: Roberta Alexander
Arbace: Uwe Heilmann
Gran Sacerdote: Werner Hollweg
La Voce: Harry Peeters

Sir Colin Davies; Chor und Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks

CD I  CD II  CD III 

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